NUESTRA HISTORIA

Antecedentes

Narrado por David Fabra: «Por circunstancias rocambolescas, un día yo entro a formar parte de una ONG que trabaja en Senegal».

«El presidente de esta ONG  médico, era amigo de mi mujer, e intenta que ella se apunte de enfermera voluntaria, no lo consigue, y como casi un chiste, mi mujer le dice que se me lleve a mí. ¿Tú que es lo que sabes hacer?  Me pregunta, a lo que le respondo que soy administrativo pudiendo llevar las cuentas de la ONG y además, el francés es como mi segunda lengua materna. Se me lleva de traductor.

Mi primera entrada en Senegal, abril del 2013, no se me olvidara nunca, aterrizar y sufrir la primera bofetada de calor siendo de noche, peripecias hasta instalarnos en un hotelito delante de la playa en Nbour, por la mañana paseo hasta el mercado del pescado, sensaciones olfativas indescriptibles, paseo de vuelta en carrito con un asno, y ya viaje hasta el campamento, cerca de Dialakoto, de la provincia de Tambacounda, 

Recuerdo que al llegar, los médicos tuvieron trabajo, pues había una persona mayor que según dijeron tenía un infarto. Durante el ajetreo, tres niñas del poblado me invitaron a tomar un té, cosa que recordare toda la vida, pues me iniciaron en este placer. Llego la hora de cenar, y la mujer del jefe del poblado me invito a compartir su cena, arroz con algo, no lo recuerdo, me dieron una cuchara, ellas comían con  la mano, al poco me pasaron como una jarra pequeña con agua, (pensé, aquí pillas la diarrea y cinco días no te los quita nadie), con mi francés los pequeños me entendía y me hacían de traductor con las mujeres durante la cena, al final, aparecieron los sanitarios, habían recuperado al enfermo y nos podíamos instalar en el campamento, y me percate de la maravilla del cielo estrellado que ahí puedes disfrutar.

Me contaron, que la ONG había conseguido que los niños fueran escolarizados como condición de quedarse en su poblado.

Otra gran sorpresa que tuve y que me impacto muchísimo, fue que el día siguiente a una celebración donde repartieron piruletas, yo me había quedado con un par de ella, y como siempre estaba rodeado de críos, a las dos mayores les di la piruleta. Que sorpresa la mía, sacaron el envoltorio, que termino en el suelo, y con toda naturalidad chuparon el caramelo y lo pasaron a los demás críos que allí estaban, compartiendo el regalo. Me vino a la memoria lo que normalmente veía en mi entorno, egoísmo puro sin malicia, pero egoísmo, allá, era compartir lo poco que tenían con los que estaban con ellas.

Conozco al director/profesor y al otro profesor de la escuela, gente muy maja. En nuestras charlas, me comenta que las niñas son las que menos asisten a clase, por varios motivos, uno que se encargan de mil tareas en el poblado, desde cuidar a los bebes hasta sacar el agua del pozo o recoger leña para hacer la comida, lavar ropa y todas las tareas de cualquier casa.

"Me vino a la memoria lo que normalmente veía en mi entorno, egoísmo puro sin malicia, pero egoísmo, allá, era compartir lo poco que tenían con los que estaban con ellas".

Había tres niñas, que parecía que podían estudiar más, me plantee ayudar a que pudieran llegar a la universidad si sus capacidades lo permitían. Al año siguiente que me uní a otra expedición, me lleve una gran desilusión. Las tres niñas estaban casadas, la mayor no tenía ni trece años, pero alguien vino, hablo con el padre, llegaron a un acuerdo, pago la dote y se casó con ella, sin importar la diferencia de edad, pues uno de los tres era mayor, pasaba de los sesenta.

Mi frustración fue enorme, disgusto monumental, pero fue mi mujer que me tranquilizo, “no puedes cambiar las costumbres de un país, hay que educar poco a poco para conseguir algún cambio”

Circunstancias de la vida me llevan a decidir seguir solo mi camino en Senegal, dejando a la ONG e iniciando todo una serie de iniciativas que se me van ocurriendo para ayudar a esta, mi nueva familia.

A contar entre mis amistades el porqué de mis viajes a Senegal, y verme tan ilusionado, despierto en ellos las ganas de participar en mis proyectos y para que todo sea muy transparente decidí, junto a mis amigos, crear una ONG y canalizar las ayudas en ella.

Y tras muchos debates decidimos lo siguiente:

Crear una ONG a la que vamos a llamar MERCE CORRA ONG.

MERCE, por mi mujer, que siempre me animo en mis sueños de estos proyectos que poco a poco van cogiendo forma y ya tenemos nuestra primera alumna en Tambacounda en el primero de carrera de enfermería. Y no pusimos su nombre en castellano, porque allá, ese nombre es un coche muy apreciado y buscado, y nada tenemos que ver con esa marca de coches (igual algún día les pedimos materia, la ambulancia que hemos mandado a Dialacoto es una Mercedes Vito)

CORRA, porque es el apellido de mi querido amigo, hermano y mi socio y el responsable de nuestra sucursal inscrita en el gobierno de Senegal. Además, su padre, que es un Imam, el segundo en importancia en ese país, y también esta muy orgulloso de nuestros proyectos, ya que son la base para una mejora en la calidad de vida de la juventud y un agarre para disuadir emprender el viaje de la patera, que ya lleven demasiados desaparecidos

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